El rápido encarecimiento del precio de los combustibles fósiles y el avance hacia la descarbonización en 2050 han tenido su impacto en diferentes aspectos de la economía.
Uno de estos impactos, que se ha dejado notar con fuerza en los consumidores de nuestro país, es el considerable aumento del coste de la electricidad.
Un coste que ha llegado a superar, en varias ocasiones, el máximo histórico en el mercado mayorista.
El incremento del precio de los derechos de emisión de CO2, que han triplicado su valor, y un mayor coste del gas natural, unidos al aumento de la demanda de electricidad tras la fuerte apertura de la economía mundial post-COVID, son los factores implicados en esta subida del coste de la electricidad.
Cuál es la implicación de los derechos de emisión de CO2 en el coste de la luz
Los gobiernos de los países de la UE crearon el Régimen de comercio de los derechos de emisión de UE (RCDE UE) como una herramienta para la lucha contra el cambio climático y poder reducir de forma económica las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Se trata del principal mercado de carbono del mundo y el de mayor tamaño.
El objetivo de la creación de este mercado de emisiones es el de incentivar el consumo y las inversiones en energías renovables, fijando el precio del CO2 para las empresas que operan en el continente.
Cada año, Bruselas y los gobiernos entregan de forma gratuita una serie de derechos de emisiones de CO2 a distintas actividades económicas para facilitar su operativa y la transición hacia las renovables.
Una cifra que se va reduciendo progresivamente al ritmo que se supone debe avanzar la descarbonización en estas empresas.
Si la industria no puede soportar ese ritmo, tiene que adquirir los derechos en el mercado, a inversores financieros que se han hecho con los derechos para luego revenderlos.
El precio de estos derechos de emisión de CO2 ha experimentado una importante subida, y va a mantener esta tendencia frente a la urgente carrera hacia la descarbonización emprendida por la Comisión Europea.
Esta prevé que alcance valores de hasta 250 € por tonelada de CO2 (tCO2) en 2025, llegando a 325 €/tCO2 en 2030, según el Pacto Verde de la Unión Europea. Sin el Pacto Verde, las subidas previstas serían de hasta 90 €/tCO2 en 2025 y 120 €/tCO2 en 2030.
Como es de esperar, este incremento de los precios de CO2 tiene su repercusión en las empresas.
Los costes que deben asumir para adquirir los derechos de emisión se incrementan y, en consecuencia, también lo hace el coste final del producto para los consumidores, como es el precio en la factura de la electricidad.
El sector eléctrico, y en concreto el de las centrales térmicas que generan luz a partir de gas natural, es uno de los que más derechos de emisión tiene que comprar en el mercado, al no recibir ninguna asignación anual gratuita por parte de la Comisión Europea.
Ese coste se traslada al precio de generación eléctrica y acaba condicionando el recibo de millones de hogares y de empresas.
La existencia de este mercado de derechos de emisión de CO2 también tiene sus efectos sobre el precio del gas natural.
Sin estos derechos de emisión, el precio del gas natural experimentaría una leve subida hasta 2030, pero al incluir los derechos de emisión del CO2, esta subida se duplicará.
El balance de la carrera hacia la descarbonización
La subida del precio de los derechos de emisión de CO2 tendrá un efecto doble.
Por un lado, como ya hemos visto, el de subir el precio de la electricidad aún más. Pero, por otro lado, intensificará la sustitución de centrales eléctricas convencionales por nuevas a base de fuentes renovables de forma paulatina.
En esta sustitución también entra en juego el precio del gas natural.
Si el incremento del precio del gas natural es lento, la sustitución de estas centrales se desarrollará de forma más lenta también.
En cambio, con el aumento del precio de los derechos de emisión de CO2 y su repercusión en la subida del precio del gas natural, la sustitución de las centrales eléctricas convencionales por las de base renovable se tiende a acelerar y, con ella, la transición energética.
La consecuencia de esta aceleración en la sustitución de las centrales eléctricas es el impacto que causa en el precio de la electricidad.
Lo positivo de todo esto es que acelerar la transición energética a la larga resultará en una estabilización del precio de la electricidad a partir de 2040.
Sin la transición energética, el precio de la electricidad seguiría escalando de forma permanente, oscilando con picos de bajo coste en horas con mucha energía hidráulica y eólica, y picos de varios cientos de €/MWh en momentos en los que se depende exclusivamente de combustibles fósiles.
La parte negativa es que la deseada aceleración de la transición energética parece no conseguirse sin subidas significativas del precio de la electricidad.
Este precio a la larga tenderá a estabilizarse, pero mientras tanto, las subidas de precio están siendo muy altas, con picos que superarán con creces el máximo histórico diario.
La iluminación LED como una solución tecnológica para reducir el consumo de electricidad
Ante la situación planteada, desde las empresas se pueden tomar medidas de eficiencia energética que permita reducir el consumo eléctrico y con ello reducir el gasto generado.
Una de estas medidas es la instalación de sistemas de iluminación LED inteligentes.
Estos requieren de menos energía para producir una iluminación de alta calidad, aportan información y herramientas que nos permiten consumir lo mínimo necesario, garantizando el confort lumínico exigido por la normativa en cada momento y acumulando ahorros adicionales que optimizan la instalación.
El primer paso necesario para realizar un cambio en el sistema de iluminación de una instalación es hacer un estudio lumínico sobre la misma.
Este estudio permitirá identificar la capacidad de ahorro y la solución que mejor se adapte a los objetivos que se quieren lograr (ahorro/inversión/retorno/consumo responsable).
Desde Genia Energy Solutions podemos ayudarte a alcanzar estas mejoras gracias a nuestros sistemas de iluminación inteligente, logrando un menor consumo energético con la optimización de la instalación.